Columnas
¿Cuánto más podrá soportar el dólar?

Durante décadas, el dólar ha sido sinónimo de estabilidad y poder económico global, siendo la referencia obligada en los mercados internacionales y la divisa de resguardo en tiempos de turbulencia. Pero hoy, ese estatus parece menos firme, aunque no es la primera vez que se cuestiona su solidez. En esta ocasión, el deterioro no proviene de enemigos externos ni de factores coyunturales pasajeros, sino de su propia Casa Blanca.
Los anuncios que hemos presenciado en los últimos meses generan el debilitamiento sostenido del dólar frente a las principales monedas del mundo. El famoso Índice Dólar, que mide su desempeño frente a una canasta de divisas como el euro, el yen y la libra esterlina, muestra una caída cercana al 7.2 % desde los días previos a la llegada de Donald Trump a la presidencia, reflejo de la creciente desconfianza en la política económica estadounidense.
El diagnóstico es claro: hay desorden. Y cuando el mercado detecta el caos, reacciona. La aplicación errática de aranceles, la incertidumbre sobre acuerdos comerciales y la tensa relación del presidente con la Reserva Federal generan un caldo de cultivo propicio para la desconfianza. Especulaciones sobre la posible remoción del presidente del organismo monetario, Jerome Powell, por no seguir las directrices del Ejecutivo, son señales de alarma.
A eso hay que sumar el peso de una deuda pública que ya supera los 32.5 billones de dólares, equivalentes al 124% del PIB estadounidense. El gobierno más endeudado del mundo comienza a generar dudas, incluso entre sus aliados más fieles. ¿Quién querrá seguir comprando deuda de un país cuyo presidente podría estar dispuesto a vulnerar el marco legal por capricho político?
La pérdida de valor del dólar frente a monedas como el euro, el yen o la libra no es anecdótica. Es estructural. Las economías del mundo están encontrando nuevas referencias de estabilidad, y aunque aún falta mucho para que alguna divisa sustituya al dólar como moneda de reserva global, lo cierto es que ya no goza del pedestal incuestionable que tuvo por décadas, y el peso mexicano lo sabe.
Señales mixtas de la economía mexicana
Mientras el dólar tambalea, la economía mexicana muestra un primer trimestre con resultados dispares que podrían caer en un juego de bipolaridad, debido a que por semanas presenta jornadas alentadoras y otras en las que cae frente a la moneda americana, lo cual muestra signos de incertidumbre económica, aunque no definitoria.
Una de las aristas: ¿Cómo se puede calificar la gestión de la presidenta Claudia Sheinbaum? Si bien pasó con excelencia académica su prueba ante los aranceles de Trump, hay otros retos que debe afrontar.
Algunos sectores avanzan con paso firme, como el financiero, con Banorte proyectando un alza anual del 14.4% en ingresos, o el industrial, donde Alfa apunta a un crecimiento superior al 30%. Pero también hay retrocesos, como el caso de Gruma, que prevé una caída del 2.1%.
En el consumo, el panorama es mixto: mientras existen cadenas que mostrarán índices positivos, también hay cautela entre los consumidores, pues el entorno continúa complicado en el primer año de la actual presidenta.
Pero no todo está escrito, y esta semana el Banco de México anunció el breve respiro que probablemente esperaba la presidenta, pues se estima que el BdeM entregará al gobierno federal 17 mil 994.8 millones de pesos, producto de las ganancias que obtuvo el año pasado.
A pesar de que la cifra puede sonar espectacular, es muy baja en comparación con las expectativas que se tenía, pues solo es equivalente al 0.05% del PIB. No obstante, este es un hecho que no sucedía desde 2017, y el monto supera lo que el gobierno recauda en un mes con el Impuesto Especial sobre Producción y Servicios (IEPS).
Ahora tendremos que esperar a que la Secretaría de Hacienda y Crédito Público informe sobre el destino del remanente, aunque se espera que los recursos sean destinados a la inversión y, muy probablemente, a los proyectos que emergen del ya conocido Plan México.
Las cartas están en juego y el Gobierno Federal debe ser muy estratégico para destinar los recursos a donde generen dividendos, para así poder combatir la ya anunciada y reafirmada recesión económica que las grandes calificadoras siguen pronosticando para el país.
México camina, pero no corre. La estabilidad cambiaria ha sido aliada, aunque con el dólar debilitado, la ventaja puede ser transitoria o una puerta de oportunidad para consolidar al peso. La moneda está en el aire.